Te quedaste quieto, viejo Luci. Algún hombre griego del que aún siguen hablando, intentó apresarnos con los contrarios y las antítesis. Luego, menospreciando la complejidad de los asuntos morales, concluyeron los cristianos que tu eras el condenado. ¡Pobres imbéciles!
La moralidad cristiana tiene tan establecido el negro y el blanco que no sabríamos a que atenernos si alguien nos habla de bermellón o carmesí, incluso un azul turquesa nos confunde. Esta obra va dirigida a todos cuyos fundamentos católicos siguen estando vigentes. Hay que derrumbarlos.
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Te quedaste quieto, viejo Luci. Algún hombre griego del que aún siguen hablando, intentó apresarnos con los contrarios y las antítesis. Luego, menospreciando la complejidad de los asuntos morales, concluyeron los cristianos que tu eras el condenado. ¡Pobres imbéciles!
La moralidad cristiana tiene tan establecido el negro y el blanco que no sabríamos a que atenernos si alguien nos habla de bermellón o carmesí, incluso un azul turquesa nos confunde.
Esta obra va dirigida a todos cuyos fundamentos católicos siguen estando vigentes. Hay que derrumbarlos.
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